martes, 6 de octubre de 2020

7.POETAS DE TUCUPIDO

 


















NOSTALGIA POR LA TINTA Y EL PAPEL  

(“Me he preguntado el por qué escribo versos, los escribo como se escriben esas cosas que nos van sensibilizando y nos sustraen de los afanes embargantes de la vida cotidiana”. Fernando Aular.)

 

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

LIBROS GUARIQUEÑOS

POETAS DE TUCUPIDO

 

“Poetas de Tucupido” fue publicado en 1998,y  cuya autoría pertenece a Fernando Aular, destacado escritor y poeta guariqueño, quien además cultiva la crónica, la pintura y la música.

 

“Poetas de Tucupido” constituye un hermoso compendio sobre los cultures del soneto en ese pueblo llanero. Allí está la obra de los poetas que siguieron los fulgurantes giros de una escritura romántica preciosista para enaltecer la vida sencilla de su ciudad.

 

jueves, 1 de octubre de 2020

6. NUNCA ES TARDE

 


NOSTALGIA POR LA TINTA Y EL PAPEL  

(“Nunca es tarde para pensar que todavía no es tarde”. Ernesto Luis Rodríguez.)

 

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

LIBROS GUARIQUEÑOS

NUNCA ES TARDE

 

1

 La sexta obra es la autobiografía de Ernesto Luis Rodríguez: Nunca es tarde (1997). Ernesto Luis Rodríguez, el autor de Rosalinda, nos habla de su infancia ,de los años inolvidables de su pobreza feliz, de las coplas y la anécdotas del llano, de las riñas de gallos, del cine mudo de Chaplin y Dolores del Río en su querida Zaraza, de sus viajes y vivencias por los diferentes pueblos de Venezuela, de su incursión en la política, de la Caracas con tranvías, de su encuentro con Rufino Blanco Bombona y el poeta Ángel Celestino Bello, el de Justo Brito y Juan Tabares; y de otras cosas interesantes y curiosas. Nos cuenta cómo la Morocha García, una bella morena que conoció en un baile de joropo, le inspiró los versos de Rosalinda cuando apenas tenía diecinueve años.

2

El poeta nos lleva a los tiempos cuando se sentaba en los bancos escolares al lado de sus compañeros de primaria; y nos dice como al abandonar la escuela, con apenas cuarto grado, empezó a recorrer el mundo y a desempeñarse en los trabajos más disímiles para hacerse escritor y afirmar como Gorka que sus universidades fueron las calles, el roce con la gente y la experiencia mientras buscaba su lugar en la vida.

3

Nunca es tarde empieza con un verso libre (“Nunca es tarde”) y termina con un soneto (“Clamor para cuando me dejen en la tierra”). Ambos poemas tienen una belleza lírica extraordinaria y una gran profundidad filosófica; y esto dilucida al menos para mí, el dilema que implica la confrontación entre la poesía rimada y la poesía versolibrista: poesía hay una sola, la que llega al lector para conmover su espíritu.

4

Nunca es tarde es un libro fascinante, donde el autor con la pulcritud y frescura que caracterizan sus escritos, vuelve a sus andanzas por los caminos del recuerdo.