domingo, 1 de noviembre de 2020

8. EFLUVIO DE MASTRANZAL

 


 

NOSTALGIA POR EL PAPEL Y LA TINTA

(“La forma suprema del arte es la poesía porque se eleva hasta la representación del ideal” . E. Kant.)

 

LIBROS GUARIQUEÑOS

EFLUVIO DE MASTRANZAL

 

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

 

1

Efluvio de Mastranzal (1998) del poeta Ignacio García, nos da las combinaciones de los sonetos con los corridos llaneros, los galerones con el joropo. Hagamos un recuento. Con la primera carta de Colón a los Reyes Católicos se dio inicio a la literatura latinoamericana. Colón decía que Venezuela era una “tierra de gracia” y que sus hombres eran de buena estatura, blancos y cabello liso. Luego vinieron los cronistas y los buscadores de El Dorado. Había una literatura oral, pero después una literatura que enriqueció el idioma. El llanero componía y cantaba. Era como se dice hoy un cantautor y eso es lo que es Ignacio García Aular, un hombre de su raza y de su tierra.

2

 Cuando García Aular escribe sonetos lo hace a la manera de los modernistas y nos recuerda en todo tiempo a Rubén Darío. Cuando García Aular escribe sus corridos, que le habían dado fama porque le han puesto música, se nos parece a un juglar y acaso a Reynaldo Armas. Con sus corridos y canciones García Aular ha sido reconocido, galardonado y condecorado. Sus poemas nativistas corren de boca en boca en Las Mercedes del Llano, pueblo del Estado Guárico, donde ha sido docente y de esa tierra dura y seca ha extraído lo mejor de su repertorio. Ignacio García Aular podría muy bien parangonarse con los cantores anónimos que Olivares Figueroa recoge en su Folklore venezolano o en el Romancero de Machado.

3

 

 En su soneto Fantasía García Aular nos trae remembranzas de una poesía culta. Leamos:

 

               Zarpamos en la tarde gris ala caer el ocaso

               en busca de mi amada, moreno sargazo…

 

Y así por el estilo.

 

   En un corrido nos recuerda al Ernesto Luis Rodríguez de El color de entonces:

 

 …A Barinas o al Apure ya/ que cinco hermanos son/ Cojedes y Portuguesa/ si es al Guárico mejor/ y a Las Mercedes del Llano / porque de ese pueblo soy.

Esta es una manera de encontrarse con la identidad, muy caro al venezolano de nuestros tiempos.

 

martes, 6 de octubre de 2020

7.POETAS DE TUCUPIDO

 


















NOSTALGIA POR LA TINTA Y EL PAPEL  

(“Me he preguntado el por qué escribo versos, los escribo como se escriben esas cosas que nos van sensibilizando y nos sustraen de los afanes embargantes de la vida cotidiana”. Fernando Aular.)

 

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

LIBROS GUARIQUEÑOS

POETAS DE TUCUPIDO

 

“Poetas de Tucupido” fue publicado en 1998,y  cuya autoría pertenece a Fernando Aular, destacado escritor y poeta guariqueño, quien además cultiva la crónica, la pintura y la música.

 

“Poetas de Tucupido” constituye un hermoso compendio sobre los cultures del soneto en ese pueblo llanero. Allí está la obra de los poetas que siguieron los fulgurantes giros de una escritura romántica preciosista para enaltecer la vida sencilla de su ciudad.

 

jueves, 1 de octubre de 2020

6. NUNCA ES TARDE

 


NOSTALGIA POR LA TINTA Y EL PAPEL  

(“Nunca es tarde para pensar que todavía no es tarde”. Ernesto Luis Rodríguez.)

 

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

LIBROS GUARIQUEÑOS

NUNCA ES TARDE

 

1

 La sexta obra es la autobiografía de Ernesto Luis Rodríguez: Nunca es tarde (1997). Ernesto Luis Rodríguez, el autor de Rosalinda, nos habla de su infancia ,de los años inolvidables de su pobreza feliz, de las coplas y la anécdotas del llano, de las riñas de gallos, del cine mudo de Chaplin y Dolores del Río en su querida Zaraza, de sus viajes y vivencias por los diferentes pueblos de Venezuela, de su incursión en la política, de la Caracas con tranvías, de su encuentro con Rufino Blanco Bombona y el poeta Ángel Celestino Bello, el de Justo Brito y Juan Tabares; y de otras cosas interesantes y curiosas. Nos cuenta cómo la Morocha García, una bella morena que conoció en un baile de joropo, le inspiró los versos de Rosalinda cuando apenas tenía diecinueve años.

2

El poeta nos lleva a los tiempos cuando se sentaba en los bancos escolares al lado de sus compañeros de primaria; y nos dice como al abandonar la escuela, con apenas cuarto grado, empezó a recorrer el mundo y a desempeñarse en los trabajos más disímiles para hacerse escritor y afirmar como Gorka que sus universidades fueron las calles, el roce con la gente y la experiencia mientras buscaba su lugar en la vida.

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Nunca es tarde empieza con un verso libre (“Nunca es tarde”) y termina con un soneto (“Clamor para cuando me dejen en la tierra”). Ambos poemas tienen una belleza lírica extraordinaria y una gran profundidad filosófica; y esto dilucida al menos para mí, el dilema que implica la confrontación entre la poesía rimada y la poesía versolibrista: poesía hay una sola, la que llega al lector para conmover su espíritu.

4

Nunca es tarde es un libro fascinante, donde el autor con la pulcritud y frescura que caracterizan sus escritos, vuelve a sus andanzas por los caminos del recuerdo.

 

sábado, 26 de septiembre de 2020

5. LA SOLEDAD DEL GUERRILLERO. 1997.

 


NOSTALGIA POR LA TINTA Y EL PAPEL

(“No he vivido, sino que he leído...” Argenis Rodríguez)

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

 

LA SOLEDAD DEL GUERRILLERO

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La soledad del guerrillero, de Argenis Rodríguez, se publicó en 1997. Esta vez trata el tema del movimiento guerrillero venezolano durante la década de los sesenta. La soledad del guerrillero habla en forma novelada sobre los actores de ese periodo de la historia y la política de nuestro país.

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 Muchas veces le pregunté a Argenis que se hicieron aquellos guerrilleros descritos en su novela “Entre las Breñas”. Un día me entregó una carpeta. Me la leí y allí encontré personajes fácilmente reconocibles. Esa carpeta es La soledad del guerrillero , y allí veo a aquellos jóvenes guerrilleros de los años sesenta. Ahora son otros. No hicieron una revolución, pero algunos llegaron al poder. Creo distinguir a Teodoro Petkoff, Pompeyo Márquez, Juan Vicente Cabezas, Angel Eusebio Zuzarini, el mismo Argenis Rodríguez, el capitán Elías Manuitt, Douglas Bravo, Angela Zago y muchos más. No disfruté de este libro. Lo encontré amargo, doloroso, como de despedida.