


RESUMEN DE OBRAS PUBLICADAS Y
PROMOVIDAS POR EL DR. EDGARDO MALASPINA
El Estado Guárico ha sido una de las
entidades federales de Venezuela más rezagadas en materia editorial, no
obstante la existencia de muchos escritores y poetas. Estando al frente de la Fundación para el
Fomento de la Cultura
del Estado Guárico (FUNDACULGUA), desde 1996 hasta 1998, inicié un programa para rescatar ese importante rubro
de la cultura y logré publicar diez
obras.
1.
Empecé
esa tarea sacando a la luz pública la
biografía de Dr. José Francisco Torrealba (1996), bajo el título de EL SABIO
TORREALBA. Torrealba fue un destacado médico que ejerció su profesión en el llano venezolano e hizo investigaciones
sobre el mal de Chagas con la perseverancia y la humildad de los sabios. La
presentación es del Dr. Rafael Emilio Silveira, el prologo es del Dr. Edgardo
Malaspina y la selección de los textos pertenece al Dr. Adolfo Rodríguez. El
libro contiene varios artículos sobre la vida del médico. En el artículo de la Reto del CONICIT intitulado ¿Quién
fue Torrealba? Se habla de su nacimiento en el hato San Roque, en las cercanías
de Santa María de Ipire, Estado Guárico el 16 de junio de 1896.Hay una
descripción del ambiente natural que rodeó a Torrealba en su infancia, el cual
predispuso su espíritu para desarrollar la imaginación y el sentido de la
curiosidad creativa. Se habla también de su actividad como médico rural, profesional
e investigador de muchas enfermedades en el llano venezolano.
Rafael
Torrealba ,hijo del científico, en “Para una mejor comprensión del Dr.
Torrealba” nos enumera una serie de aspectos y circunstancias que rodearon la
vida de su padre, los cuales vienen a ser signos importantes para el estudio de
su obra : el medio adverso, la inexistencia o escasez de materiales para la
investigación en su laboratorio, su voluntad férrea para estudiar por cuenta
propia y superarse, su posición ante los problemas de la sociedad, el afán por
impartir conocimientos sin mezquindad, el estilo narrativo ameno y preciso, su
óptima preparación médica y su capacidad extraordinaria para el trabajo. Otros
hijos de Torrealba, Ana Teresa, Ana Benigna y José Ramón escriben sobre los
aportes médicos-sanitarios del padre, su destacada labor como director del
Asilo de Enajenados Mentales que lo convierte en pionero de la psiquiatría en
Venezuela, sus estudios de las enfermedades tropicales, la elaboración de
nuevas vacunas y su incansable trabajo como investigador y divulgador de los
conocimientos científicos.

Elisa
Pineda de Belisario, en una prosa bellamente lograda, nos muestra al hombre
humilde, perseverante, en constante lucha para vencer las dificultades y llevar a cabo sus
proyectos científicos.
Se
inserta una cronología donde se detallan los pasos y logros del científico año
tras año, las distinciones que le fueron concedidas, las instituciones, premios
y promociones con su nombre y los institutos y academias a los cuales
perteneció.
Muy
importante resulta el capítulo sobre su biblioteca personal, por cuanto nos
enseña que Torrealba fue un médico filósofo no sólo por su modo de pensar ante
el paciente y su tragedia, su estilo peculiar como científico y humanista, su
sensibilidad social y su actitud general ante la vida; sino también por sus conocimientos
enciclopédicos. Leía a Rousseau, Pascal, Montesquieu, Tomás Moró, Nietzsche,
Ingenieros, Unamuno, etc., pensando tal vez como Letamendi, quien dijo que el
médico que sólo sabe de medicina ni de medicina sabe. No es casualidad que una
vez le vieran una sonrisa volteriana, Augusto Morillo Chacón le observara una
actitud como si fuera un discípulo de Niezsche, Rafael Loreto Loreto lo
comparara con Gandhi y Alexis Ramos lo
llamara el Tolstoy de los llanos. Torrealba una vez dijo: “La política en la
universidad perjudica mucho. ¿No decía Aristóteles que el hombre era un animal
político? En el prólogo para el libro
“Vida y sufrimiento” de Rafael Hernández Rodríguez, Torrealba escribió. “He
evocado mucho mis lecturas de Cayo Lucrecio Caro, hace más de 35 años… toda la
obra arranca de la filosofía de Epicuro y de sus discípulos”. El discurso
pronunciado con motivo de la inauguración del centro de salud con su nombre, lo
remató de esta manera: “¿Vendré yo de la república de Platón o de la utopía de
Tomás Moro? Como se nota, siempre tenía en cuenta la riqueza filosófica del
pasado.
Carlos
Rafael Herrera refiriéndose al talento de este ilustre llanero del Guárico
señaló: “Rara característica humana que le valió no sólo los calificativos de
sabio, vidente, santo y genio; sino también los de iluminado, lunático, demiurgo
o curandero, según las apreciaciones personales de quienes lo visitasen, fuesen
amigos, admiradores o detractores”.
Por
lo visto, nunca nadie antes con su quehacer cotidiano, su obra y su legado se
ha acercado tanto como Torrealba a la sentencia hipocrática de que “el
médico-filósofo es igual a Dios. Son pocas las diferencias entre la sabiduría y
la medicina”.El libro ha resultado la única biografía genuinamente guariqueña
sobre el sabio santamarieño, muy útil para las generaciones de galenos que se
gestan en las aulas de nuestras escuelas médicas.
2
La
segunda publicación, PARA CONOCER A FRANCISCO LAZO MARTÍ (1996), pertenece a
Argenis Rodríguez, el más notable de los escritores guariqueños de todos los
tiempos. En ese ensayo Rodríguez retrata
al poeta del llano en su dimensión humana. Nos habla del Lazo Martí de carne y
hueso, sus antepasados y su labor como médico. Se nos ocurre que es la única manera de conocer al bardo
calaboceño.
En su obra Para
conocer a Francisco Lazo Martí, Argénis Rodríguez nos habla de la conducta
intima de nuestro personaje: “Nos
enteramos que al padre de Lazo Martí lo llamaban El enigmático. Nunca entraba a la habitación de su esposa
sin antes llamar a la puerta y preguntar si podía entrar. Era gentil y con gallardía le preguntaba a
Margarita:
¿Podré
entrar?
Y
la mujer se desnudaba en la oscuridad y nunca se dejaba ver ni tocar por el
mismo esposo. Bien porque ella quisiera
que fuera así o porque el marido veía en
el deseo un desorden espiritual del mismo Satanás. De los padres de Lazo Martí podemos afirmar
que todo ocurrió así. No del médico de
quien se dice, antes de volver a casarse en Puerto Nutrias, tuvo un hijo
natural”.
Rodríguez afirma que Lazo Martí como médico no cobraba a sus pacientes y
le regalaba dinero para comprar las medicinas. Por eso tuvo que buscar otras
formas de subsistencia y administra una cuerda de gallos de peleas y vende
tabaco. En Puerto de Nutrias instala una
pulpería y vende papelón, queso, panelas, frutos de la tierra, tabaco en rama y
café.
Lazo
leyó a Peonía, de Manuel Vicente Romero García. Esta primera novela en la
literatura venezolana le acusó gran impresión. Pancho Lazo era sobrio y vestía bien. Apostaba a los gallos y jugaba a
los dados , pero no era hombre de chistes ni de guasa. Sus estudios , que
realizó todos en Calabozo, además de la medicina, comprendieron idiomas como el
francés y el alemán, geometría, trigonometría, topografía, algebra, historia y
filosofía. En los tranqueros se sentaba a conversar con los llaneros y se le
oía hablar sobre la sabana y sus encantos.
El
telegrafista Cosme García una intentó matarlo de un disparo, pero dela sunto se
sabe poco. Algo curioso fue la muerte de su pequeña hija Rosalvina, quien murió
de un ataque de risa cuando el aya le hizo cosquillas sin parar.
Como
guerrillero Lazo fue crespista. Nunca estuvo de acuerdo con la guerra y su
participación en campañas militares fue como médico. Llamaba “chusma” a los que
robaban y cometían pillaje en nombre de
la revolución.
En
agosto de 1913 sus restos fueron
trasladados a la Catedral
de Calabozo. En 1982, durante la administración de Luis Herrera Campins, sus
huesos fueron llevados al Panteón Nacional. Es el único guariqueño que reposa
al lado de Simón Bolívar.
3
ROMANCE (1996), poemario de Manuel
Figueroa es la tercera publicación. Manuel
Figueroa nació en Atapirire, Estado Anzoátegui, pero lleva en el Guárico más de
cincuenta años y ya es un llanero como el que más. Su pasión es la poesía
romántica, combinándola con la folclórica a través del romance llanero, así
como también con versos de protesta.

Romance
es su primer libro y lo ha escrito y reescrito en múltiples ocasiones, contando
hasta el presente con un material poético extensísimo, con el cual podríamos
editar varios libros. En este volumen se pueden apreciar las influencias de los románticos españoles: Bécquer,
Campoamor y Muñoz de Arce, también a los cultores del folclorismo venezolano y
a nuestros clásicos, como Bello, Pérez Bonalde y Lazo Martí.
4
En
1997 convocamos el concurso de poesía Ernesto Luis Rodríguez, el más importante
bardo popular venezolano de la segunda mitad del siglo XX .El ganador resultó
José Mota Castillo con el poemario CASAS CERRADAS, y esa fue nuestra cuarta publicación.
El jurado integrado por Argenis Rodríguez, J. Montilla y Carlos Ríos seleccionó
la obra por cuanto consideró que reunía las condiciones de redondez temática
con un delicado uso existencial en la dualidad cuerpo –habitación, penetrando
lo cotidiano, lo familiar, lo amoroso y lo metafísico.

5
Nuevamente
Argenis Rodríguez publica en 1997. Esta
vez trata el tema del movimiento guerrillero venezolano durante la década de
los sesenta. LA SOLEDAD DEL GUERRILLERO habla en forma novelada sobre los
actores de ese periodo de la historia y la política de nuestro país. Muchas
veces le pregunté a Argenis que se hicieron aquellos guerrilleros descritos en
su novela “Entre las Breñas”.Un día me entregó una carpeta. Me la leí y allí
encontré personajes fácilmente reconocibles. Esa carpeta es la SOLEDAD DEL
GUERRILERO, y allí veo a aquellos jóvenes guerrilleros de los años sesenta. Ahora
son otros. No hicieron una revolución, pero algunos llegaron al poder. Creo
distinguir a Teodoro Petkoff, Pompeyo Márquez, Juan Vicente Cabezas, Angel Eusebio
Zuzarini, el mismo Argenis Rodríguez, el capitán Elias Manuitt, Douglas Bravo, Angela
Zago y muchos más. No disfruté de este libro. Lo encontré amargo, doloroso, como
de despedida.
6
La sexta obra es la autobiografía de
Ernesto Luis Rodríguez: NUNCA ES TARDE (1997). Ernesto Luis Rodríguez, el autor
de Rosalinda, nos habla de su infancia ,de los años inolvidables de su pobreza
feliz, de las coplas y la anécdotas del llano, de las riñas de gallos, del cine
mudo de Chaplin y Dolores del Río en su querida Zaraza, de sus viajes y
vivencias por los diferentes pueblos de Venezuela, de su incursión en la
política, de la Caracas con tranvías, de su encuentro con Rufino Blanco Bombona
y el poeta Angel Celestino Bello, el de Justo Brito Y Juan Tabares; y de otras
cosas interesantes y curiosas. Nos cuenta como la Morocha García, una bella
morena que conoció en un baile de joropo, le inspiró los versos de Rosalinda
cuando apenas tenía diecinueve años.
El
poeta nos lleva a los tiempos cuando se sentaba en los bancos escolares al lado
de sus compañeros de primaria; y nos dice como al abandonar la escuela, con
apenas cuarto grado, empezó a recorrer el mundo y a desempeñarse en los
trabajos más disímiles para hacerse escritor y afirmar como Gorka que sus universidades
fueron las calles, el roce con la gente y la experiencia mientras buscaba su
lugar en la vida.

NUNCA
ES TARDE empieza con un verso libre
(“Nunca es tarde”) y termina con un soneto (“Clamor para cuando me dejen en la
tierra”). Ambos poemas tienen una belleza lírica extraordinaria y una gran
profundidad filosófica; y esto dilucida al menos para mí, el dilema que implica
la confrontación entre la poesía rimada y la poesía versolibrista: poesía hay
una sola, la que llega al lector para conmover su espíritu.
NUNCA
ESTARDE es un libro fascinante, donde el autor con la pulcritud y frescura que
caracterizan sus escritos, vuelve a sus andanzas por los caminos del recuerdo.
7
En
1998 publicamos cuatro libros: tres poemarios y una crónica. POETAS DE TUCUPIDO,
de Fernando Aular, es un compendio de los cultores del soneto de ese pueblo
llanero. Allí está la obra de los poetas que siguieron los giros de una
escritura romántica y preciosista.

8
EFLUVIO
DE MASTRANZAL, de Ignacio García, nos da las combinaciones de los sonetos con
los corridos llaneros, los galerones con
el joropo. Hagamos un recuento. Con la primera carta de Colón a los Reyes
Católicos se dio inicio a la literatura latinoamericana. Colón decía que
Venezuela era una “tierra de gracia” y que sus hombres eran de buena estatura, blancos
y cabello liso. Luego vinieron los cronistas y los buscadores de El Dorado. Había
una literatura oral, pero después una literatura que enriqueció el idioma. El
llanero componía y cantaba. Era como se dice hoy un cantautor y eso es lo que
es Ignacio García Aular, un hombre de su raza y d su tierra. Cuando García
Aular escribe sonetos lo hace a la manera de los modernistas y nos recuerda en
todo tiempo a Rubén Dario. Cuando García Aular escribe sus corridos, que le habían
dado fama porque le han puesto música, se nos parece a un juglar y acaso a
Reynaldo Armas. Con sus corridos y canciones García Aular ha sido reconocido, galardonado
y condecorado. Sus poemas nativistas corren de boca en boca en Las Mercedes del
Llano, pueblo del Estado Guárico, donde ha sido docente y de esa tierra dura y
seca ha extraído lo mejor de su repertorio. Ignacio García Aular podría muy
bien parangonarse con los cantores anónimos que Olivares Figueroa recoge en su
FOLKLORE VENEZOLANO o en el ROMANCERO de Machado. En su soneto Fantasia García
Aular nos trae remembranzas de una poesía culta. Leamos:
Zarpamos en la tarde gris ala
caer el ocaso
en busca de mi amada, moreno
sargazo…
Y así por el estilo.
En un corrido nos recuerda al Ernesto Luis
Rodríguez de EL COLOR DE ENTONCES:
…A Barinas o al Apure ya/ que cinco hermanos
son/ Cojedes y Portuguesa/ si es al Guárico mejor/ y a Las Mercedes del Llano /
porque de es pueblo soy.
Esta es una manera de encontrarse con la
identidad, muy caro al venezolano de nuestros tiempos.
9
José Manuel Célis en HOJAS AL
VIENTO le canta a todo lo bello de la vida con versos llenos de nostalgia, cargados
de recuerdos sublimes. Célis nació en Valle de la Pascua, Estado Guárico, en
pleno centro del llano venezolano. Sus conocimientos, producto de muchas
lecturas, le permiten dar clases de Historia en varios institutos educativos.
Así comienza a recorrer la geografía guariqueña como profesor: El Sombrero, Valle
de la Pascua, Las Mercedes del Llano…Precisamente en este último pueblo conocí
a José Manuel Célis. Era el prototipo del docente dinámico, de verbo fácil y
siempre presto a establecer el mejor contacto con el alumnado. Desde entonces
le aprecio y he llegado a admirarlo por sus escritos, en prosa o en versos, donde
indaga sobre el alma humana y todo lo que concierne a la microhistoria ya que
es cronista popular de Valle de la Pascua. Su estilo es preciso, sin rodeos
pero con mucha elegancia. En HOJAS AL VIENTO hay versos dedicados a la mujer
ideal ya las diferentes circunstancias, alegres y tristes, por las que
atraviesa un humano a lo largo de su vida.
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El libro de crónicas de Ricardo
Alcalá, SAN JUAN DE AYER, es la historia
de San Juan de los Morros, la capital del Estado Guárico. Obra ágil con datos
históricos y geográficos presentados en forma clasificada se ha convertido en
texto de consulta de estudiante e interesados en esa materia. En SAN JUAN DE
AYER se habla de esa ciudad llanera, su geografía, su historia, de los
institutos educativos y los hitos culturales, de la fundación de los
periódicos, de la inauguración del estadio, de las epidemias que azotaron el
pueblo, de los símbolos religiosos y de muchos otros acontecimientos importantes.
El libro tiene gran valor didáctico, sobre todo ahora cuando se habla de la
enseñanza de la historia y la geografía regionales en las escuelas e
instituciones educativas para conocer mejor nuestras raíces y potencialidades.
